El ¿inoportuno? consejo que le dieron a Lady Di para llevar a Carlos de Inglaterra a la cama

El príncipe Carlos de Inglaterra y la princesa Diana de Gales posan para una fotografía oficial el 8 de octubre de 1981. Los príncipes se casaron el 29 de julio de ese año en la catedral de San Pablo de Londres, Reino Unido.
El príncipe Carlos de Inglaterra y la princesa Diana de Gales, en 1981.
GTRES
El príncipe Carlos de Inglaterra y la princesa Diana de Gales posan para una fotografía oficial el 8 de octubre de 1981. Los príncipes se casaron el 29 de julio de ese año en la catedral de San Pablo de Londres, Reino Unido.

Nunca se ha dejado de hablar de Lady Di porque siempre hay algo nuevo que contar. A veces es sobre momentos concretos e importantes de Diana de Gales, como recientemente Hasnat Khan, su expareja, quien se decidió a hablar sobre la polémica entrevista de la princesa en la BBC; y en otras ocasiones, como la que nos ocupa, es la mera anécdota, pero una que refleja perfectamente cómo fue la vida de la madre de los príncipes Guillermo y Harry mientras estuvo con Carlos de Inglaterra.

Se trata de un jugoso chascarrillo de índole sexual, porque es de sobra sabido que la royal couple, en el tiempo en el que estuvieron juntos, no es que fueran las personas más fogosas del mundo -siquiera de Reino Unido, que ya es decir-, amén de que su matrimonio siempre estuvo envuelto en polémicas y habladurías por el pasado amoroso del príncipe heredero (aka. Camilla Parker Bowles).

En el último tramo de su amor, cuando aquello ya apenas podía llamarse amor sino inercia, las apetencias del hijo de Isabel II eran nulas y apenas si de noche se deshacían las sábanas, motivo que entristecía a Lady Di por pensar que no atraía a su marido y que condujo a que le pidiese a sus amistades algunos consejos y sugerencias para recuperar el fragor de la batalla. 

De acuerdo con el historiador y biógrafo británico Robert Lacey, quien tiene en su haber varios libros sobre la monarquía de las islas, destacando una semblanza sobre la reina, la princesa Diana hablaba abiertamente del tema candente, nunca mejor dicho, con su círculo íntimo, llegando a confesarles que llevaba quizá incluso años sin mantener relaciones con Carlos, puede que desde el nacimiento de Harry.

La ocurrencia de una semidesesperada Lady Di fue "emborracharlo para ver si así conseguía llevárselo al catre", solución que no recibió la aprobación de su gente, llegando entre todos a una opción que, contrariamente a lo que pueda parecer, sacó lágrimas de risa a la entonces futura reina consorte.

Llegaron a la conclusión de que lo mejor que podía hacer Diana de Gales para, hablando en plata, poner cachondo al príncipe Carlos era apagar las luces, ponerse una peluca rubia de pelo con más volumen y hacer que su marido pensase que se trataba de Camila de Cornualles.

Robert Lacey mantiene que fue una enorme carcajada la que soltó la idolatrada Diana, aunque es lícito pensar que dentro de su risotada hubiese un tanto de resignación por lo que era vox populi: que su esposo estaba enamorado de otra mujer, algo que ella misma, años más tarde en aquella -ahora investigada- entrevista con Martin Bashir resumió en una frase que lo cambió todo: "Éramos un matrimonio de tres".

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